La crisis del movimiento progresista es tan evidente que se requiere nada menos que un replanteamiento fundamental de sus supuestos básicos. Los progresistas de hoy ahora trabajan para organizaciones profesionales que se sienten más cómodas con el juego interno en Washington DC (y las capitales de todo el oeste), donde los intereses corporativos los superan y gastan más. Los sindicatos ahora se enfocan en la comprensión más limitada posible de los intereses de sus miembros, y la afiliación continúa disminuyendo al mismo tiempo que se reducen sus objetivos. Mientras tanto, movimientos prometedores como Occupy Wall Street y Black Lives Matter carecen del poder suficiente para lograr un cambio significativo. ¿Por qué los progresistas en los Estados Unidos siguen perdiendo en tantos temas?

En Sin atajos, Jane McAlevey argumenta que los progresistas pueden ganar, pero carecen del poder organizado para promulgar cambios significativos, sobrevivir a sus jefes en las luchas laborales y hacer que los líderes electos rindan cuentas. Basándose en su experiencia como académica y organizadora de los movimientos estudiantiles, ambientales y laborales, McAlevey examina casos de sindicatos y movimientos sociales para identificar los factores que los ayudaron a tener éxito, o fracasar, en lograr sus objetivos previstos. McAlevey presenta un caso convincente de que los grandes movimientos sociales de épocas anteriores ganaron su poder a partir de la organización de masas, una estrategia que los progresistas de hoy han abandonado en su mayoría en favor de una movilización o defensa superficial. En última instancia, concluye que, para ganar, los movimientos progresistas necesitan sindicatos fuertes construidos a partir de estrategias de organización de abajo hacia arriba que coloquen el poder del cambio en manos de los trabajadores y la gente común a nivel comunitario.

Más allá de los ejemplos concretos de este libro, los argumentos de McAlevey tienen implicaciones directas para cualquier persona involucrada en la organización para el cambio social. Mucho más que un análisis convincente, Sin atajos explica exactamente cómo los progresistas pueden reconstruir movimientos poderosos en el trabajo, en nuestras comunidades y en las urnas. (Recomendado por Gene Bruskin y Peter Olney)